domingo, 19 de julio de 2020

Develando el pensamiento social del Padre Kentenich


Develando el pensamiento social del Padre Kentenich, a través del análisis del “Nuevo Orden Social y la Pobreza”, del p. Juan Pablo Catoggio.
Rocío Rosales y Tomás Márquez 

No ha sido fácil comprender la mirada social que del P. Kentenich, a través de algunos documentos trabajados, debido particularmente a que no podemos dejar de contrastar el Schoenstatt que vemos hoy en Chile frente a lo que piensa el Padre. Pareciera que su historia en particular no se considerara como un cimiento concreto que permita sostener la intencionalidad de generar un cambio social como camino hacia el desarrollo del “hombre nuevo en una nueva comunidad”, vemos más bien, obstáculos e interpretaciones ajustadas y sometidas a miradas que tienden a acomodar su visión social. Algo así como –no -acciones para evitar incomodar y generar discusiones que de alguna u otra manera podrían llegar a polarizar nuestras miradas.

El documento nos presenta al Padre, un hombre que vivió en carne propia la pobreza y la marginalidad de haber nacido de una madre soltera, sin recursos y con una precariedad pocas veces reconocida por nosotros. En este sentido,  pareciera que su historia siempre comienza en la guerra, para luego saltarnos al campo de concentración y después al exilio de Milwaukee. Esta es una de las razones por las cuales es tan relevante poder ir descubriendo su pensamiento social a través de diferentes charlas y fragmentos que proféticamente siguen vigentes el día de hoy.

Al hablar de la situación del pueblo pobre, nos sitúa en el hombre real, aquí y ahora, nos referimos al trabajador asalariado que “es esclavo en dos sentidos: del sistema, al igual que el capitalista, y, además, del mismo capitalista […]” (p.6). Extraordinariamente la causa sigue siendo la misma que menciona el Padre: “[…] la crisis del sistema”, que si bien en el texto se denomina economicista, materialista y capitalista, hoy en día es el “neoliberalista”, lo que abre paso a un nuevo sujeto proletario, el hombre y la mujer como seres endeudados.

Ahora bien, la brecha se acrecienta si hablamos respecto de la separación de la Iglesia y el pueblo, no solo se debe a la diferencia de lenguaje y vivencia de mundos distintos, nosotros vemos que también a la comodidad de establecer dos caminos de vida; el religioso - espiritual y el cotidiano – laboral. Si bien en el documento no se menciona, hoy en día, esto se ve amenazado además por la situación valórica que presenta la Iglesia institucional (jerárquica) a nivel mundial producto de los escándalos de pedofilia que le han hecho perder credibilidad y sustento moral para hablar con autoridad.

Si bien el panorama de nuestro presente se ve en precarias condiciones, es tiempo de volver al Evangelio y la mirada que Cristo y María nos permiten iluminar desde una nueva perspectiva. Desde ese aspecto, nos reconocemos personas seguras y confiadas que Schoenstatt es una respuesta, comenzado por nosotros mismos “cambiar actitudes” pero además “luchar por cambiar la situación” (p. 11). Hoy se requiere esa revolución a través de la educación: “formación del hombre integral mediante una educación unilateralmente orgánica de los valores religiosos y morales” (p.12). ¡¡¡Como gran desafío del Schoenstatt de hoy!!!

 

 

 


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